Montse Watkins fue una visionaria cuya pasión por la cultura y literatura japonesa le llevó a dedicar su vida a trasladarla al público hispanoparlante.
Pero en los años 90 las editoriales españolas aún no habían descubierto la belleza, desgarro y profundidad de la literatura japonesa. Principalmente por la escasez de traducciones directas de la lengua nipona al castellano.
Montse Watkins trata por todos los medios de publicar sus traducciones de literatura japonesa y sus propios relatos sobre Japón en España y América Latina, pero las editoriales le cierran todas las puertas.
Esto no la amedrenta. Ni corta ni perezosa busca una editorial japonesa que comparta no solo su pasión por hermanar el mundo nipón e hispano, sino también sus inquietudes sociales.
La editorial Gendaikikakushitsu, fundada en Tokio por Masakuni Ota y Hideko Kurazawa, fue la plataforma idónea para crear su sello Luna Books. Gendaikikakushitusu se especializaba en traducciones de literatura latinoamericana especialmente la de contenidos con profunda influencia de las revoluciones sociales.
Montse Watkins se enamora de novelas y prosa japonesas inéditas en castellano que le fascinan por su profundo análisis de los conflictos y emociones humanos, como el suicidio, o la revelación de las numerosas discriminaciones de la sociedad nipona, algunas históricas como las castas y la esclavitud.
Entre ellas, “El precepto roto” de Shimazaki Toson, “Indigno de ser humano” y “El ocaso” de Osamu Dazai, “El dragón” de Ryonosuke Akutagawa, o “Tren nocturno de la vía láctea” de Kenji Miyazawa y “Soy un gato” y “Almohada de Hierba” de Natusme Sozeki.