“Guardo una imagen inolvidable de un día en el Parque de Ueno, donde acudimos a prestar ayuda a un brasileño si hogar. «El pobre apestaba de una manera insoportable. Tenía la piel ulcerada, con pus. Estaba deprimido y no entraba en razón. Había mucho dolor en su corazón y de pronto Montse lo abrazó, le dio ánimo, afecto, consuelo, como si de su madre se tratara. Así era ella. Generosa, abierta, solidaria…”
— Tomi Okiyama, líder de CATLA (Comité de Ayuda a Trabajadores Latino Americanos) cuando conoció a Montse Watkins, y pareja de Montse.
“El suicidio, que no interfiere con la ética religiosa budista, todavía se practica en Japón como una salida honrosa a los problemas, un signo de lealtad o la mejor disculpa en caso de ofensas extremas, pero las autoridades intentan cubrir este fenómeno con un tupido velo…” Montse Watkins, “Los japoneses se quitan la vida para evitar problemas”. EFE, Tokio, 27 enero de 1990
“Las mujeres forzadas a la prostitución por el Ejército Imperial nipón se han unido a académicos y ex combatientes arrepentidos de sus atrocidades de guerra en una lucha con un sólo objetivo: terminar con la amnesia sobre el pasado histórico de Japón. ” Montse Watkins, “Mujeres asiáticas luchan por el fin de la amnesia histórica en Japón”. EFE, Tokio, 13 de junio de 1993
“La historia se repite. Hace cien años, muchos japoneses emigraron a América Latina huyendo de la pobreza en Japón y soñado con hacer fortuna. Ahora, sus descendientes, especialmente los Japoneses-Brasileños y Japoneses-Peruanos “nisei” (segunda generación) y los “sansei (tercera generación), han comenzado el éxodo de regreso a Japón. Han dejado atrás su vida en esos países política y económicamente inestables…” Montse Watkins, “Coming Back to Japan: The Nikkei Workers”, AMPO Asian-Japan Quarterly Review, Vol. 23, no. 4.
“Mientras que en Filipinas o Tailandia la miseria obliga a los adolescentes a vender su cuerpo, en Japón la razón es muy distinta: las estudiantes niponas se prostituyen para comprar artículos de lujo y poderse vestir a la última moda.” Montse Watkins, “Las jóvenes se prostituyen para lograr artículos de lujo”. El Mundo, 31 diciembre 1996. (Ilustración del reportaje de Montse Watkins “Incesto en Japón” para la revista Vogue.)
“Pese a que en la posguerra los “burakumin” pasaron a ser “nuevos ciudadanos”, sin marcas en sus documentos que revelaran su identidad, las grandes empresas y bancos utilizan listas confidenciales para detectar y evitar contratar a estas personas. Tal como lo hacían sus antepasados, los tres millones de “burakumin” [intocables] existentes trabajan en mataderos y dominan la industria de curtido de pieles y fabricación de productos de cuero.” Montse Watkins, “Emigrantes, minorías étnicas y negros, víctimas del racismo nipón”. EFE, Tokio. 21 marzo 1993.
“Los cartones-vivienda están atados impecablemente con cordeles a intervalos equidistantes, y forman una estructura perfectamente cuadrada. Algunas ocultan completamente su interior, pero en el cartón felpudo de la entrada se pueden observar un par de zapatos raídos alineados, siguiendo la costumbre japonesa de entrar descalzo en el interior de una casa.” Montse Watkins, “Vagabundos en Japón: la otra cara de la moneda.” Revista Diálogos, 1994