Periodista rebelde que iba más allá de la noticia
Montse Watkins llega a Japón en 1985 y se imbuye en el estudio de la lengua, la cultura y la historia del archipiélago. A partir de 1989, trabaja durante cinco años como corresponsal de la Agencia de noticias española EFE, y durante varios como corresponsal del diario catalán AVUI, también colabora con otros medios como la revista VOGUE y el diario EL MUNDO de España.
Se vuelca en la cobertura de temas sociales, una pasión que se genera ya en Barcelona cuando, como estudiante de la Escuela Universitaria de Ingeniería Agrícola, se interesa por el anarquismo.
Es el Japón de la burbuja económica de los 90, el boom del sector de la electrónica. Para cubrir la necesidad de mano de obra, el gobierno invita a los descendientes de japoneses que habían emigrado a las Américas cuando la economía del país pasaba por sus peores momentos (principios del siglo XX y al término de la Segunda Guerra Mundial) a instalarse en el país con un visado de trabajo. Esta oleada de inmigración de nikkeis, como así se les llamaba, satisfizo la demanda de mano de obra de las fábricas, pero los inmigrantes sufrieron grandes desafíos. Con rasgos japoneses, pero ignorando la lengua y la cultura, les fue muy difícil, si no imposible, integrarse en el cerrado tejido social japonés. Junto con otros inmigrantes procedentes de América Latina que aprovecharon que se subieron la cresta de la ola y aterrizaron en Japón en busca de trabajo, utilizando muchas veces identidades prestadas o compradas, los llamados dekasegui fueron sometidos a todo tipo de discriminación, engaños, en incluso tráfico de personas.
Cuando Montse Watkins entrevista a los dekasegui no puede simplemente despedirse y coger un tren o tres de vuelta a la agencia EFE para teclear rápidamente su nota como es costumbre en el día a día de las agencias. Rompiendo las reglas al uso, se va a discutir con los contratistas que habían estafado a los emigrantes, se presta como intérprete para ayudar a un obrero accidentado en el hospital, o se lleva a una pareja que no tenía dónde dormir a su casa.
Montse Watkins documenta en numerosas notas periodísticas y reportajes este fenómeno, y más tarde escribe dos ensayos: “Pasajeros de un sueño” y “El Fin del Sueño”, que publica en el sello editorial Luna Books de su creación, bajo la editorial Gendaikikakushitsu, y que constituyen el gran referente sobre la emigración en Japón durante la década de los 90.